Lo sabemos, ingerir alcohol, aunque sea poco, es inevitable. Lo hacemos en fiestas familiares, eventos sociales o por cualquier razón, como por ejemplo, porque ya es “juebebes” o viernes, y bueno, nadie se queda de los demás cuando te poner una buena borrachera digna de todo un champion.
Sin embargo, casi nadie habla de un efecto secundario muy común por tomar alcohol, como lo es la diarrea. ¡traz!
Y es que, el alcohol provoca otras reacciones en nuestro cuerpo, unos de los síntomas que indica que estás bebiendo demasiado se manifiesta cuando comienzas a acudir a orinar más veces de la cuenta. Esta reacción se produce porque el alcohol es un diurético, es decir, que provoca la eliminación de agua y electrolitos del organismo a través de la orina o cuando vas al baño ” a hacer del 2″.
Además de eso, el alcohol puede aumentar la motilidad gastrointestinal, la cual es una acción fisiológica del aparato digestivo encargada de desplazar el contenido de la boca hacia el recto.
El aumento de la motilidad gastrointestinal significa que todo se mueve más rápido de lo normal, eso significa que el colon tiene menos tiempo para absorber el agua, lo que puede provocar la temida diarrea, donde las tripas pasan a convertirse en un tobogán de aguas turbias. Auch.
Y esto sucede con cualquier tipo de alcohol, ni si quiera la cerveza se salva. Ya que el cuerpo produce enzimas para ayudar a descomponer los carbohidratos que se encuentran en la espuma a medida que viajan al intestino delgado. Cuando se arrojan altas cantidades en carbohidratos de forma rápida (como con la cerveza), y el etanol (alcohol etílico) acelera el proceso digestivo, algunos de los carbohidratos llegarán al intestino grueso sin descomponerse, lo cual provoca diarrea.
En pocas palabras, no tomes tanto, y si lo harás, asegurate de tener todo listo en tu baño.