El 24 de octubre de 1975 las islandesas decidieron no ir a trabajar. Tomaron las calles para reivindicar la igualdad. Y paralizaron el país. Literalmente. Más del 90% de las ciudadanas de la isla (de algo más de 220.000 habitantes) secundaron el llamado “día libre de las mujeres”.
Este próximo 9 de marzo, México realiza la misma hazaña, con el único objetivo de concientizar sobre la violencia de genero, que ha derivado en un ola de feminicidios y que mantiene al país estremecido.
Bancos, fábricas y tiendas tuvieron que cerrar, al igual que las escuelas y las guarderías, dejando a muchos padres sin más remedio que llevar a sus hijos al trabajo.
Fue una prueba de fuego para algunos de ellos, lo que explica el otro nombre con el que se conoce a este evento: el “Viernes Largo”.
En las calles estaban las mujeres, aquella manifestación multitudinaria, rodeada de carteles y pancartas con los símbolos feministas era un hecho insólito. El objetivo fue visibilizar el papel de la mujer en la sociedad, especialmente el trabajo doméstico no remunerado y la exigencia de mayor representación política.
Aunque la idea inicial era una huelga, planteada por la organización feminista Red Stockings, un comité de mujeres decidió hacer mejor un “día libre”. El impacto fue tal que los sindicatos y confederaciones empresariales se unieron y lograron que los empleadores ampararan la idea.
No sólo en Islandia, sino en todo el mundo. Años después, en 2016, las argentinas emularían el paro de las islandesas para clamar “ni una menos” contra la violencia machista.
El objetivo es el mismo: que sin mujeres se pare el mundo.