México es un país lleno de arte, colores, tradiciones y cultura. Los murales de nuestros artistas son patrimonio y nos hacen sentir orgullosos de lo que somos.
Hace unas semanas, nos llevamos una gran sorpresa con el “descubrimiento” de un mural de Diego Rivera sumergido en el Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México.
El mural es una obra de arte que fue construida para la inauguración del Cárcamo de Chapultepec en 1951, para festejar el término de una importante obra que llevaría agua potable hasta la Ciudad de México.
Pasaron 42 años hasta que el Centro Nacional de Obras Artísticas decidió desviar el curso del agua para ver la obra. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula al ver que el mural estaba intacto y mantenía sus bellísimos colores.
La historia del mural y la estructura están ligadas al sistema hidráulico de Ciudad de México. Para construirla, tardaron 10 años y se invirtieron millones de pesos, a fin de traer aguas Del Río Lerma hasta la ciudad. Cuando finalmente se culminó la obra, a modo de celebración, Diego Rivera, el famoso artista mexicano, le dio un toque diferente, un toque lleno de arte y magia.
En compañía de Ricardo Rivas y Ariel Guzik, diseñadores del edificio y compañeros de Diego Rivera, el equipo completo creó una verdadera obra de arte, tanto en su interior con los túneles y espacios internos como en el exterior.
El proyecto llevó por nombre ‘’El agua, el origen de la vida’’. Una frase que hasta el día de hoy tiene sentido, pues cabe destacar que muchos países luchan por recuperar su derecho al agua potable y otros sufren escasez de ella.
Las cuatro caras del interior son una genialidad. No importa qué cara mires, siempre podrás distinguir el sentido del mural. Es una obra conjunta sin principio ni final. En la parte inferior del suelo, Rivera pintó microorganismos. Entendió que el agua taparía su obra por varios años, así que más arriba dibujó formas estilizadas y concretas como una evolución.
Luego de años oculta en las profundidades, su obra vuelve a ver la luz del sol y cobra un sentido inimaginable. El mural de Diego Rivera pareció mirar al futuro.