En estos momentos, el mundo está en una batalla contra un enemigo llamado COVID-19. Sin embargo, mientras centramos toda nuestra atención en encontrar el modo de sobrevivir a eso, estamos dejando a un lado las graves consecuencias a las que tendremos que hacer frente mucho después de la presente pandemia. Una de ellas es mantener a los hijos ocupados mediante un dispositivo tecnológico.
Incluso antes de la llegada de la pandemia, ya estaban surgiendo las nuevas generaciones de niños que se la pasaban sumergidos en la televisión o las pantallas. Ante esto, el neurocientífico Michel Desmurget, dijo varios estudios demuestran que cuando aumentan estas prácticas, el coeficiente intelectual disminuye. Lo que implica el surgimiento de niños con un coeficiente más bajo que sus padres, también conocidos como “nativos digitales”. ¡OMG! así como lo leyeron.
Su libro, actualmente, es uno de los más vendidos en Francia y se llama “La fábrica de cretinos digitales”. En el cuenta cómo los dispositivos digitales están afectando gravemente, y para mal, al desarrollo neuronal de niños y jóvenes. Afirma que se ven afectados por factores como el sistema de salud, el sistema escolar, la nutrición y, por supuesto, el tiempo que pasan frente a una pantalla ya que esto retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro.
Los estudios demuestran que el uso constante de televisión y videojuegos disminuyen en el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo e impactan en fundamentos como el lenguaje, la concentración, la memoria, la cultura. Disminuyendo el tiempo que le dedican a actividades recreativas como el arte, la lectura o la música.
No se trata de no permitirles el contacto con las tecnologías, pero se debe ver esto como una herramienta y no como la única opción.