Poco a poco hemos retomado algunas de nuestras actividades cotidianas: ir a la oficina, comer en un restaurante, hacer ejercicio en el gimnasio, etc. Sin embargo, ahora todo es diferente y no nos queda de otra más que adaptarnos a esta nueva manera de vivir y convivir.
La “nueva normalidad” promete regresarnos un poco de lo que la pandemia nos quitó. Hacer ejercicio en espacios públicos es una de esas cosas. Pero hay que recordar que de acuerdo con las autoridades: la pandemia aún no termina, lo que implica aprender a hacer las actividades que nos gustan sin ponernos en riesgo ni a otras personas.
Antes de volver a ejercitarnos en espacios públicos debemos hacer conciencia y no salir si tenemos algún síntoma. Tampoco debemos hacerlo si vivimos con alguna persona diagnosticada con COVID-19. De ser el caso, entonces debemos seguir las recomendaciones médicas, aún cuando muchos espacios públicos vuelvan a abrir. Si estás enfermo debes aislarte. Si convives con un paciente de COVID-19, es necesario seguir en cuarentena ¡Por favor!
El uso de cubrebocas se recomienda como medida para frenar la propagación del COVID-19 de personas enfermas a personas sanas. Pero algunos estudios científicos han demostrado que hay personas infectadas con el virus que no desarrollan síntomas, y es cuando se pone feo el asunto, pues las personas infectadas sin síntomas podrían propagar la infección ¡Sin saberlo! Por eso, algunas autoridades sanitarias consideran el uso de cubreboca como obligatorio cuando se está en un espacio público.
Sin embargo, aunque usar cubreboca reduce los riesgos de contagio mientras nos ejercitamos, también puede reducir nuestra capacidad de respirar con normalidad. Por eso, la OMS señala que: “No es conveniente llevar mascarilla para hacer ejercicio físico, porque podría reducir la capacidad de respirar con comodidad. Además, la mascarilla se puede humedecer más rápidamente con el sudor, lo cual puede dificultar la respiración y promover el crecimiento de microorganismos. Lo importante para protegerse durante el ejercicio físico es mantenerse al menos a un metro de distancia de las demás personas”.
De acuerdo con varios expertos, cuando pones algo sobre tu boca y tu nariz se limita el paso del aire. Esto puede provocar en ciertas personas ansiedad o un poco de mareo, sobre todo al momento en el que se está realizando el ejercicio. Otra consecuencia es que el deportista se canse antes, teniendo una repercusión en la actividad física del individuo.
Así mismo, las especialistas del deporte, Jessica Hamuy Blanco y Dina Christa Janse, señalaron que “las máscaras que restringen el flujo de aire pueden aumentar la tasa de esfuerzo percibido y disminuir el rendimiento durante el entrenamiento de resistencia”. Y apuntan que el uso del cubreboca puede “simular el efecto fisiológico del entrenamiento de altitud, aunque a menor escala”, lo que consideran, es poco probable que sea un problema, a menos que se trate de sesiones de entrenamiento intenso o realizadas por personas con otros problemas de salud.
“Sería prudente que las personas con afecciones cardíacas o pulmonares existentes hagan ejercicio a una intensidad inferior a la habitual mientras usan una mascarilla, para evitar eventos adversos”, comentaron. También aconsejan a quienes se ejercitan con cubreboca, ser conscientes de su respiración. De esta forma pueden bajar el ritmo o tomar un descanso si experimentan mareos o aturdimiento.
En conclusión: No hay que olvidar que usar cubreboca no es una medida que sustituya a la higiene respiratoria, la sana distancia y el lavado de manos. Todas en conjunto nos hacen menos vulnerables a cualquier virus. Si tú tienes algún problema o enfermedad respiratoria, es importante que valores tu bienestar y no te expongas a lugares concurridos. Y en caso de que seas una persona súper saludable, bastará con un buen cubreboca que te permita respirar de manera fluida y conservar tu sana distancia y cuidados de higiene ante todo.
